Placeres sencillos



Decimos 'placer'  y advertimos que en el arco de esa palabra se confunde aquello sensorial con otro orden de cosas, uno más interior que sólo cada uno puede nombrar para sí mismo.
Hay placeres que son terreno de los sentidos, otros del intelecto.
Y existen también placeres sencillos, tan simples que pudieren resultar complejos ante los ojos del otro.
En esta imagen, captada ayer en el embarcadero del Lago de Pátzcuaro, la mirada de las mujeres se posaba en la isla de Janitzio, un momento simple pero lleno de confluencias: no tenían prisa para detenerse a mirar; la persona del sexo masculino que sujetaba la mano de la niña, las hacía sentirse libres de cualquier cotidiana atención en ese momento.
Lo externo, lo interno, el gozo, el deleite, la piel y el corazón.
Esos breves instantes de dejar que la mirada viaje sin mayor preocupación, saboreando un mango o acercando suavemente la mano a la boca, dan sentido a un mundo tornadizo, efímero.
Viene bien olvidarse, en instantes, del mundo, para frotar el más íntimo, el entrañable.


Aros

Puedo sentirte lleno de constelaciones en tu infinito; vía láctea que ambos bebemos hasta saciar la sed.
Puedo oler tu filo y reposo, que entreabre ese momento de acariciarte a diez dedos.
Puedo escuchar cómo se istman en tu plexo solar pausas y silencios, gestos y sonrisas.
Mis pañuelos, manifiestos, extravagancias y aros, se detienen cuando te acercas, todo se concentra en nuestros labios.


Hesse

El mundo se divide en 3:
a)     Los que a leyendo a Hermann Hesse supieron que tampoco su historia era suave y luminosa, más bien insensata, con locura y ensueño, como la de quienes no gustan engañarse a sí mismos.
b)     Los que no quisieron escuchar a El lobo estepario, Demian, Siddartha, Narciso, los abalorios o la ruedas; ergo, no se enteraron de cómo es el boceto de un sendero; y,
c)      Los que… qué.
Empecé en la adolescencia a leer a Hesse, y en esta aparente madurez, lo releo y sigo descubriendo caminos.

Hay ganas...

"Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
y hay ganas de morir, combatido por dos
aguas encontradas que jamás han de istmarse.
Hay ganas: de un gran beso que amortaje a la Vida,
que acaba en el áfrica de una agonía ardiente, suicida!
Hay ganas de... no tener ganas. Señor;
a tí yo te señalo con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.
La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios,
curvado en tiempo, se repite, y pasa:  pasa:
a cuestas con la espina dorsal del Universo.
Cuando, las sienes tocan su lúgubre tambor...
cuando me duele el sueño grabado en un puñal,
hay ganas de quedarse plantado en este verso!"
César Vallejo (Los anillos fatigados. 1918)

Primavera precoz

 
A un mes de distancia de la llegada de la primavera, hay acontecimientos del calendario natural, como el florecimiento de plantas, el trinar de los pájaros, el calor que gradualmente sube, que desmienten cualquier invierno.
El adelantamiento de la estación por el calentamiento global, provocándose serios desajustes en la naturaleza, por ejemplo, en las migraciones de las aves, que llegan a su destino antes de que hayan eclosionado las larvas.
El año 2011 será muy cálido y seco.  
La intervención humana en la degradación del planeta, cobra su cuota.

De globos y vuelos

Los globos tienen dos posibilidades: a) quedarse bajo un techo hasta convertirse en un detritus; o, b) ser fulgurantes naves de vuelo, hasta que el destino los alcance.
Cuando el globo, en su vuelo, enreda su hilo o su cuerpo en las ramas de un árbol, queda más de un afán empañado: el del globo y el de quien acompaña con su mirada su vuelo.
Ramas cortantes que no dejan ir más allá, que todo vuelo cercano les fastidia; estiran sus manos puntiagudas, leñosas y atrapan, derrumban, arrasan.
El sol, que es luz, energía, puede darle a cualquier cuerpo vencido nueva vida.




Estrenarse


Todo aquello que sea primero en la vida, de modo trascendente y favorecedor, dota, cuando llega, de un borde luminoso que hacen pensar en un renacimiento sin fin.
Lo nuevo aporta un valor puro, refrescante y redentor. Todo lo nuevo, desde un objeto a un amor, desde una prenda a una vivienda, crea la fantasía de que con la inauguración, se roza una eternidad perdida.
Vivir, del modo elegido, pero vivir. No bajar la guardia, entregarse, investigar, sorprenderse, evitar que todo se vuelva previsible, porque de ese modo se acaba la energía.
Estrenar la vida cada día es un ejercicio dificilísimo, pero una maravilla cuando se logra.

La sensación del reencuentro

A cierta edad las evocaciones toman mayor deleite.
Volvimos a reunirnos después de 25 años con mis compañeros de secundaria, y el tiempo regresó, con la diferencia de que ahora asistimos disfrazados de mayores: el doctor, la maestra, el técnico, la abogada, el publicista, el ingeniero, la química, y así.
Javier Marías, hace ya un tiempo, exponía sus sensaciones después de asistir a una reunión del preuniversitario:  “Había que hacer una corrección de enfoque, acoplar la cara infantil o juvenil que uno guardaba en la memoria a la del hombre o la mujer maduros que tenía ahora uno enfrente”.
Después de repasar lo que ha sido de cada uno, comenzó a bullir la sensación de que la vida verdadera era aquella, la de estar todos juntos sin profesión ni ataduras, en la vaga y eternizada expectativa de la infancia, y de que cuanto había ocurrido y venido después de separarnos era accidental.
Era curioso ver y sentir el afecto espontáneo con que nos tratábamos todos (hasta los que no nos caíamos muy bien), con una natural tendencia a abrazarnos.
Volvimos a ser nosotros, sin las farsas que supone la vida profesional; los apodos retornaban, independientemente del cargo actual.
Se iba desgranando la tarde en anécdotas, y con todas ellas volvían los niños a las sillas, juguetones, risueños.
Al salir de la reunión, sentí como la realidad volvía y no pude hacer otra cosa que cobijar a mi niña interior en ella.

Imperdible


Existen inventos simples, pero nodales.
El imperdible o gacilla;  en mi tierra: ‘segurito’.
Resolutor urgente; fuerte, seguro, duradero e invisible.
Pocas cosas en la vida con características de imperdible, sí con su función.

Aldaba

Tocar, tocarse, tocarme, tocarte.
Aldaba, áncora, picaporte.
Y con sed tocaste mi puerta, luego, todos los sentidos.

La pasión por lo impecable



¡Genial Georges Pretre!

Sin lemas, héroes ni ganas

Mucha juventud, poco compromiso, frenesí delirante, muchos artilugios para comunicarse, poquísimo contenido, mucho volumen, poca curiosidad. Sin lemas, héroes ni ganas.
La generación Ni-Ni es la primera remesa de estos tiempos. Se dice que son 7 millones de jóvenes en México que ni trabajan ni estudian. Cuál es el futuro para un país que no tiene casi nada que ofrecer a un tercio de su población joven, y justo en el momento que están enteros. La mejor época de creación, producción y espíritu transformador de las juventudes mexicanas está pasando en trasiego y, a oscuras.
En Estados Unidos el problema se designa ‘Generación NEET’ [No employment, no education and no training]. Son cientos de miles y están desconectados de la esperanza.
Nuestros Ni-Nis mexicanos reflejan mucho a la sociedad: algo bilingües por obligación, atentos a la tecnología, ocios largos, despeinados, desfajados, depresivos y ansiosos.
Los problemas que padecemos son enormes, el presente está percudido, y el futuro puede estar más; ¡y les ponemos enfrente soluciones pequeñas y desarticuladas! Si por las venas de México corre sangre joven, convergiendo con las de experiencia, que la mezcla de ímpetu, independencia y estilo, posibiliten otra realidad.

Vintage

El presente se ve percudido. Quizá por ello se estira el pasado hasta donde más sea posible: posmodernidad, modernidad tardía, capitalismo sucedáneo, retro, revival, vintage.
El desprestigio del tiempo actual hace que se acentúe la idea del ‘post’; postrimerías y no inauguración.
La búsqueda de rescatar viejas fórmulas, merced a la densidad melancólica o a la falta de inventiva.

La felicidad, desesperadamente

Un libro breve y nutricio, de André Comte-Sponville,  publicado por Paidós, se titula ‘La felicidad, desesperadamente’.
Puede parecer enseguida que propone la busca de la felicidad con apremio y con empeño, pero lo que pretende infundir es casi todo lo contrario.
En primer lugar, la felicidad si se la sopesa, no puede consistir en algo raudo, que haga la visita forzada, con premura y desaliño. Por el contrario, la felicidad desprende una idea esbelta, bien peinada, azucarada y lenta. No se sabe si muy prolongada en el tiempo, pero una felicidad de importancia no enseña nunca su fin. Ahora se trata también de que no enseñe obscenamente su principio. Buscar la felicidad desesperadamente consiste, en el budismo o en los estoicos no estar a su espera. Dimitir de la expectativa de su llegada, acercarse al grado cero de la previsión.
De esa manera, el placer, cuando llega, se derrama con milagrosa prodigalidad y no se pondera como una ración más o menos copiosa respecto a lo pedido.

Nadie me entiende

Es un cliché válido cuantas veces se tenga la sensación.
¿Has sufrido alguna vez la excitante impresión de que no te entiende nadie? Se trata, en efecto, de una sensación desesperante y hasta extenuante pero, llegado a un punto, su naturaleza vira y llega a convertirse en una voluptuosidad de primera clase.

Nuestra sinfonía

Nuestro tiempo es estruéndoso: una invisible nebulosa sonora.
Valorando la propia existencia y la de los demás, se debería hacer lo posible por evitar el ruido y regalarse frecuentemente espacios de silencio.
Sólo entonces cada sonido será un canto a la imaginación, a la creación, a la vida. La cuestión es escuchar el silencio que anida en el fondo de nuestro ser.
El silencio nos devolverá la armonía cuando acallemos varias décadas de infatigable estruendo.
El compositor francés Claude Debussy escribió: “cualquier hombre, sentado en el porche mirando hacia las montañas con el sol poniente, puede oír su propia sinfonía”.

Verdura

El término 'verdura' para el poeta; para nosotros, no incluye tanto.
Verduras son tallos u hojas de plantas verdes únicamente.
En rigor, hortalizas de hojas verdes —como su nombre lo indica—por ejemplo, acelgas, espinacas y lechugas.
Las hortalizas —de ‘hortal’ que significa huerta— en general, son plantas cultivadas en huertas o regadíos que se consumen como alimento, así jitomate, chayote, calabacita, coliflor, tomate, zanahoria, chile serrano, papa.
Se llama legumbre a los frutos comestibles que crecen y maduran en una vaina, entre ellos, frijoles, chícharos, habas, garbanzos, cacahuates, alubias, soya, lentejas.
En ese contexto, al usar frases como: «consuma frutas y verduras», «verduras en vinagre» o «sopa de verduras», no somos lingüísticamente exactos.
Esa comezón por el lenguaje; usted disculpe.

Pasillos

Los pasillos, brevísimos por estos días en muchas casas, larguísimos en los hoteles; llenos de rumores en las oficinas.
En nuestra infancia eran insoportables por las noches; ir a la cocina, al baño o, al dormitorio de los padres a través de ese espacio, que oscuro se veía más largo; caminándolos nos hicimos mujeres u hombres, al enfrentar los propios fantasmas.
Los pasillos no sólo sirven para cambiar de habitación, sino para ir de un sitio a otro de uno mismo. Ese es también el sentido de las calles: recorrerte al tiempo que recorres la ciudad.
De los espacios arquitectónicos de nuestras viviendas, los pasillos son más que conectores; inician ahí grandes sucesos que luego rematan en la alcoba, en la cocina o en el jardín; nos acompañan en la creación de la idea o acción que prosigue; vigilan los cuadros que vertebran la vida.
Y otro aspecto más: la maravillosa intimidad en que solemos transitar los pasillos, que nos permite estar con nosotros mismos.

Principio de sobrevivencia

¡Bienaventurados los que no esperan nada (de los demás) porque no serán decepcionados!
Plantea Julie Norem, investigadora de la Universidad de Wellesley, de Estados Unidos de Norteamérica (The Positive Power of Negative Thinking) que el optimista contribuye con sus expectativas a incrementar la ansiedad y, más tarde, a sufrir hondas depresiones. La ventaja del pensamiento pesimista es que prepara para no esperar nada o dispone para lo peor. De esa manera, todo lo que ocurra por encima de la catástrofe se convierte en beneficio. A la vida se le ha pedido demasiado, sintetiza Julie Norem, pero la vida es lo que es e, incluso, menos.
Siguiendo la teoría de Norem, aunque quizá no a su extremo, podríamos entonces concluir que no deberíamos esperar tanto de los demás; este principio quitaría la presión que bulle en nosotros cuando las cosas no salen como las esperamos o, como creemos que merecemos que pasen.
De nosotros, creo, sí podemos esperar, y mucho.

Principio de incertidumbre

Depende, todo depende del cristal con que se mire.
En términos más serios, "frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse". Bachelard dixit.

'Presunto Culpable', un filme que redirecciona

El largometraje 'Presunto Culpable' [a estrenarse en salas de Cinépolis de México el 18 de febrero de 2011, dentro del contexto del programa de documentales 'Ambulante'] deja pasmado a cualquiera.
Nuestro sistema de justicia, bordado en principios que se han ido desmoronando con el paso del tiempo, ofrece una investigación casi nula en los delitos que se cometen; en ese entramado se erigen juicios injustos, donde la presunción de inocencia es un mito.
La historia de Toño que constituye la medula del documental es un botón de muestra; hay muchos más Toños, Carlos, Lauras, Jacobos, Marisas, Javieres injustamente procesados o cumpliendo una pena de prisión que no les correspondía.
Layda Negrete y Roberto Hernández, investigadores del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas AC) han contribuido a quitar un velo y mostrar una realidad de México que urge cambiar.
El nuevo sistema de justicia, que varios estados han empezado a implementar, contribuirá a respetar principios que deben regir un verdadero estado democrático y de derecho.
Otro mundo es posible... y todos podemos hacer algo.
El link del proyecto: presuntoculpable.org

Liberty Enlightening the World


Me conmovió ver esta viñeta de Maitena, una Estatua de la Libertad en llanto, dolorosa de lo que ocurre en el mundo.
Esta efigie fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
“¡Oh libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”
Madame Roland, 1793, heroína de la Revolución Francesa, fue decapitada en la Plaza de la Concordia. El día de su ejecución, al encontrarse ante la estatua de la Libertad colocada justo en frente de la guillotina, pronunció esas famosas palabras.

Placeres que frondan

En las copas se advierte el cantar de los pájaros que rondan; esta vez dejo los brazos para que se muevan con las ramas; desde aqui llegan sus aromas de pino y cedro; el resplandor de la laguna a lo lejos.
En su tronco esta ermitaña reposa, cerrando los ojos para que el verbo haga de ella la carne deseada.
Estepas y esteparios a su cruce.
Lejanas y cercanas sus voces.
No hay nada más, sólo un frescor que todo lo penetra.

Y sin caballos las carretas

Lecciones

A cierta edad hay que contar los años uno a uno como si fueran cosechas. Si uno se siembra a sí mismo en otoño, se poda en invierno, se abona en primavera y se riega en verano, se convertirá en un fruto magnífico de temporada que deberá saborear con suma fruición hasta relamerse el dedo gordo del pie.  […] la vida hay que vivirla como una contabilidad de pequeños deleites efímeros y si la cosecha de un año será la muerte, mientras tanto quedan muchos atardeceres que contemplar a través de una copa. Si eres joven, revienta de placer. Si eres viejo, piensa que lo más dulce siempre se reserva para el postre.
Manuel Vicent, of course.

Jirafas

Las jirafas, me parecen tías solteronas, lentas, de talle delgado y cadera abundante, simpáticas, que se desplazan con algo de dificultad, no muy listas, pero eso sí, elegantes y dulces.

Para cuando vuelvas


Del campo he mandado traer
hierbas frescas
he llenado el pozo de agua
infusión de menta y miel
para cuando vuelvas.
Mojarás los labios
refrescarás tus vías
me contarás lo recorrido
escucharás lo que ha movido acá el viento
Más tarde, subiremos juntos
la buhardilla también espera.

¿Lápiz o bolígrafo?

El bolígrafo no cambia de apariencia ni siquiera cuando se encuentra en las últimas. Y deja un cadáver tan curioso que nadie diría que está muerto, si no fuera porque no pinta nada ya.
La gente se resiste a desprenderse de los bolígrafos vacíos porque continúan como nuevos. Sólo se consumen por dentro.
En cambio, nosotros sucumbimos exterior e interiormente, como los lápices.
Al lápiz hay que sacarle punta de vez en cuando, lo que constituye una actividad artesanal que sirve también para la reflexión; agoniza por dentro y por fuera a la vez, y deja un cadáver mínimo, un detrito.
Conviene sacarse punta cada mañana, como al lápiz, pese al espanto de ver cómo se agota uno. Lo complicado de sacarse punta es saber cuánto te tienes que afilar para escribir lo suficientemente claro sin romperte antes de que hayas acabado la historia o la vida. Eso constituye un ejercicio de conciencia saludable.