A cierta edad hay que contar los años uno a uno como si fueran cosechas. Si uno se siembra a sí mismo en otoño, se poda en invierno, se abona en primavera y se riega en verano, se convertirá en un fruto magnífico de temporada que deberá saborear con suma fruición hasta relamerse el dedo gordo del pie. […] la vida hay que vivirla como una contabilidad de pequeños deleites efímeros y si la cosecha de un año será la muerte, mientras tanto quedan muchos atardeceres que contemplar a través de una copa. Si eres joven, revienta de placer. Si eres viejo, piensa que lo más dulce siempre se reserva para el postre.
Manuel Vicent, of course.
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