Es tan
generosa que, ligada a las bondades históricas y naturales de la nación, es
capaz de generar puestos de trabajo y riquezas que ayuden a combatir la pobreza
y a impulsar el desarrollo económico y social.
En palabras de
Octavio Paz, “es el objeto hecho con las manos que guarda impresas, real
o metafóricamente, las huellas digitales de quien lo hizo. Esas huellas no son
la firma del artista, no son un nombre; tampoco son una marca. Son más bien una
señal: la cicatriz casi borrada que conmemora la fraternidad original de los
hombres”.En México, esta riqueza es inmensa: canastas, tapetes, rebozos, bateas y tantas creaciones más, entre belleza y utilidad, rito y hábito; el objeto artesanal nos da lecciones de sociabilidad, orgullo y pertenencia.
La vía que tienen los pueblos para contar su historia y mostrar su creatividad; su importancia es tanta que debe encontrarse en la visión política de los diversos ámbitos de gestión.
Es cultura, economía e identidad.