Del camino que se sube y se baja


Bosque de Lizarrusti, en domingo de abril ligeramente soleado.

Escribió el poeta:

"Hay que andar por el camino
posando apenas los pies;
hay que ir por este mundo
como quien no va por él.

La alforja ha de ser ligera,
firme el báculo ha de ser,
y más firme la esperanza
y más firme aún la fe [...]

(Amado Nervo, 1914)


Parecía fácil -al inicio- ascender las colinas del bosque de Lizarrusti, mas unas pendientes algo caprichosas casi se interponen. Felizmente, la vista de desfiladeros, hayas y un túnel de roca, colaboraron para llegar al embalse de Lareo.



Que en las subidas no nos abandone la esperanza ni la fe -como dice el poeta- así cada uno de los descensos serán, además de motivo de satisfacción y alegría, razón para planear el siguiente reto. 

La vida es también así.