Bitácora personal, un año.

Diciembre de 2010; nace este blog.'Viento en viaje'.
Una bitácora digital que cumple su primer año de vida.
A través de esta opción he compartido placeres, reflexiones, indignaciones.
Un espacio libre como el viento; constante, en la medida del tiempo libre.
No imaginé que en 12 meses podría llegar a más de 10,000 visitas.
¡Gracias! a mis amigos cercanos y a gente de redes que no conozco,
pero respeto inmensamente, por ese tejido amistoso y profundo.

Reflexiones sobre tema de todos los días

El primer artículo periodístico que escribí, hace varios años, fue sobre el tema del 'grafiti' [del italiano graffiti, que alude a grafito].
Mencionaba la falta de respeto, de parte de los jóvenes, a la propiedad privada; que necesitaban foros de expresión, y eso lo podían posibilitar las instituciones y bla.
Esta mañana de domingo (20n), que traía consigo un fluír fresco y suave, me entero, al salir al mercado, del hallazgo.
Seguramente fue durante la noche, cuando un grupo de jóvenes marcaron sus 'expresiones' en el portón de casa.
Después de la seria molestia que me generó tal suceso, pensé en ellos (lo que engendra el comportamiento); en su desafío ante la sociedad y las autoridades.
Es inconformidad con el 'statu quo' que les ha tocado vivir; símbolos de mostrar poderío sobre todos grupos, e inicios de carreras delictivas, en algunos casos.
El spray metálico se adhirió, además al portón, a una preocupación más por el futuro de las nuevas generaciones.
Necesitamos -más y variadas- fórmulas creativas para desactivar en la juventud ímpetus ilícitos contra la colectividad de la que forman parte.
Y para hacer catarsis, escribo por primera vez un exalto linguístico (aunque verbalmente los use, solo en caso extremo):
¡Cabrones!



Tolerancia: 16 de noviembre y el resto del año

No hay convivencia sin tolerancia mutua.
Como en las piezas mecánicas, la tolerancia hace que algo pueda funcionar, a modo de engranaje; un esfuerzo, dentro de cierto rango; el concepto conduce a otro: el respeto.
Difícil pensarlos separados.
Los seres humanos de nuestro tiempo, según expertos, tenemos un déficit de tolerancia
 por el alto nivel de estrés.
Vivimos desesperados: que el semáforo encienda la luz verde; oprimir el botón del elevador cuando ya nos indicó que viene; y un sinfín de conductas más.
Vuelvo a Comte-Sponville:
“La felicidad si se la sopesa, no puede consistir en algo raudo,
que haga la visita forzada, con premura y desaliño.
Por el contrario, la felicidad desprende una idea bien peinada, azucarada y lenta.
Buscar la felicidad desesperadamente consiste en no estar a su espera.
De esa manera, el placer, cuando llega, se derrama con milagrosa prodigalidad y no se pondera como una ración más o menos copiosa respecto a lo pedido”.

Michoacán, un 13 de noviembre

La democracia se ejerce, aconsejan.
La libertad de decisión se plasma, dicen.
Derecho y obligación de votar, está escrito.
Mi corazón está en la izquierda del cuerpo,
se lamenta no coincidir, esta vez, con la opción política de la boleta.
En el centro, el alma, que no encuentra cobijo con la propuesta.
Con la derecha escribo, aunque tampoco es guía de inclinación ideológica.
Cuando el sufragio ha de ejercerse, ante un panorama desolado,
donde la realidad dice 'determinarse por lo menos peor',
me pregunto si la democracia era esto.
Buscaré la credencial e iré a la casilla,
solo para no sumarme a la apatía de la abstención.
Estando en el cubículo, llegará la decisión.
Ojalá.

Viajes inesperados


Fotografía tomada el 2 de noviembre de 2011, sin ficha técnica, solo queda mencionar el magnífico aporte.
 La luz que las sombras esconden.
Imaginar sin fronteras.
Surrealismo fecundo.
Crisálidas, ruecas, castillos, lunas y estrellas.
La magia no es del pincel, es de la mano que le imprime movimiento y plasma.
Noches abismales, ríos que cantan, viajes.
Remedios Varo Uranga (1908, Gerona, España; 1963, Ciudad de México).
Su última obra "Naturaleza muerta resucitando".
Y como ella, su presencia no deja de tener aliento; resucita en cualquier parte.
En este noviembre de 2011, un par de jóvenes creadores llevaron a la escultura a pléyade de sus personajes; irónicamente los colocan a todos en pos de la muerte.
No pusieron sus nombres.
Lo anterior, en un concurso de altares en Morelia, Michoacán.
Esa búsqueda que, en rigor, no lo es, porque es la propia muerte quien nos encuentra.
Remedios Varo lo sabía, y se atrevió con su pincel a resucitar la naturaleza muerta, le dio también vida a los sueños y presencia a la imaginación.
El ejercicio de este par de artistas, en honor a Remedios Varo, le imprimió un motivo inmenso a este noviembre.