Cercanía en cuatro estaciones

Empapada de rayos de primavera, con el verano develándose en la esquina, después de un perezoso invierno, esperaré el otoño, este año, de modo más singular que siempre; para bañar el alma en el aroma brevísimo del naranjo, en el crujir de las hojas de los parques, en la esperanza de lunas más hermosas, en el frío que hace recogerse temprano a casa; y en tu savia.
Delineo con los dedos en el firmamento la luna del cazador, del castor o de las largas noches.
En tanto, ante la certeza de los fuegos del alma y la sensación, atravieso el pasillo para encontrarte.