Remontar

La entrada en escena (1961) Rene Magritte.
Remontar es un término usado en el futbol, vinculado a superar un marcador adverso.
Alude también a lo que pertenece a una época anterior lejana. 
Superar, subir, ahuyentar, recomponer.
El fray Thomas Connelly, en su magnífico ‘Diccionario nuevo y completo de las lenguas española e inglesa’, publicado por la Imprenta Real de Madrid, en 1793, refiere que el término remontar (to remount), proviene de la práctica de dar nuevos caballos a los soldados, en lugar de los que se han estropeado o muerto en el servicio.
Viene lo anterior a referencia, por los movimientos ciudadanos que en las últimas fechas se observan en varios países del mundo: España, Inglaterra, Egipto, México, &.
Si las políticas económicas no han funcionado; el diseño de las estrategias de bienestar social no han podido llegar a cada vivienda; la seguridad pública sucumbe ante la delincuencia organizada; la educación pública es deficiente; los programas de salud no cubren las necesidades de la población; hay que dejar de lado los caballos estropeados o muertos de los soldados, y dar (nos) nuevos caballos, para remontar.
Huérfanos de héroes contemporáneos, de visionarios inspiradores o grandes estadistas al frente, como  Konrad Adenauer -impulsor máximo del denominado ‘milagro alemán’-; sólo nos tenemos a nosotros mismos para proyectar, proponer, idear.
Una sociedad más activa y comprometida. Urgente. Fundamental.

Los piratas de Stevenson


Los piratas de Stevenson: 
muchachos con el torso decorado
por las agujas de las horas de mar muerto.


Vivir sin el tatuaje, refiere Vicente Verdú, es pertenecer rutinariamente a una moral del pasado: cuerpos benditos o virginales, superficies en blanco, aroma familiar. Cuerpos demasiado ingenuos correspondientes a una época que la especie trata de superar cambiando su inocencia por el pecado de la tinta y el beato vacío por el cover total.
El arte, al inicio, estaba inscrito en cuerpos y materiales. Más tarde los frescos, los mosaicos, los cuadros.
Los marineros de Cook iniciaron la tradición de los hombres de mar tatuados, y extendieron rápidamente esta afición entre el clan, a modo de distracción o evocación, en sus largas travesías.
Los japoneses marcaban con tatuajes a sus convictos para aislarlos socialmente.
En nuestro tiempo, la motivación para decorarse la piel no es para comunicar sus rangos, como lo hacían los espías griegos; tampoco para identificarse con el espíritu del animal que se dibujaba en la piel, como lo creían los egipcios; o, asegurar un entierro cristiano, como lo pretendían los cruzados, al hacerse tatuar efigies en la piel, lo hacen porque… sí.
¿A quién no le seduce la idea? hay un ‘pero’ mientras exista el compromiso de donante hacia los nuestros.

«En el muro quedaron los tatuajes del juego [...]
el código de agobios lo dejo para luego»
(Incitación, Benedetti).

Cercanía en cuatro estaciones

Empapada de rayos de primavera, con el verano develándose en la esquina, después de un perezoso invierno, esperaré el otoño, este año, de modo más singular que siempre; para bañar el alma en el aroma brevísimo del naranjo, en el crujir de las hojas de los parques, en la esperanza de lunas más hermosas, en el frío que hace recogerse temprano a casa; y en tu savia.
Delineo con los dedos en el firmamento la luna del cazador, del castor o de las largas noches.
En tanto, ante la certeza de los fuegos del alma y la sensación, atravieso el pasillo para encontrarte.

Consejo de Manuel Vicent

'El tiempo pasa tan de prisa cuando a uno ya no le pasa nada', dice el escritor Manuel Vicent, agregando que los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo.
Apunta Vicent que no existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria, que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria.
Lo mejor que uno puede desear son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina.
¡Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño!

Lo tribal por un balón

Fernando Torres, futbolista español que milita actualmente en el Chelsea FC,
de la Premier League de Inglaterra
Ningún contexto más propicio para encontrar rasgos tribales.
En el fútbol, los rostros de los jugadores, directores técnicos y afición, no se limitan a simples muecas; el dolor, el enojo, la alegría, la venganza, transforman los semblantes, llevándolos al límite de la sensación.
Y es un balón, compuesto de rodajas de caucho o vinil, el que despierta todas esas reacciones; basta que su dirección se enfile a la zona de la anotación, para que, de una y otra parte, en las gradas, en el campo y delante de los televisores, hombres y mujeres borren sus cotidianos talantes y se vuelquen en un intenso dolor o en una inmensa alegría, según se trate.
Aunque la derrota siempre es más elegante y estética que la victoria, bastará con un empleo de fuerza en el balón, para que se haga un viaje a la velocidad de la luz, hermanándose con la noche de los tiempos.
‘Somos los mismos, envueltos en novedad’, como reza aquella canción.

Ser pájaro

Ser pájaro para hacer del viento, trineo.
Desde una rama, cantarle al firmamento.
Ser pájaro para motivar los pinceles, los angulares, las manos en la arcilla.
Sucedáneo de aquellos parientes aéreos que inspiraron a doña Remedios Varo, a Magritte.
De ser llevado a una jaula, atendido por unas manos suaves, únicamente aceptaría quedarme si me llaman ‘Rumbo’.
Ser o soñarse, ¡Its a question!
R. Varo, 'Creación de las aves', 1957.


Cristal secreto

Cuando Enriqueta Ochoa (Torreón, 1928-2008) creyó irse, no sabía que jamás podría. Sus letras la convierten en arte vivo; poeta mexicana del siglo XX, inspirada por un credo, como Sor Juana; vehemente y llena de sensaciones, como sólo ella: Enriqueta Ochoa, a quien no ofende que sus palabras sean redirigidas por sus lectores a Eros; al llamado de la piel y las constelaciones.

Hacia el cristal secreto de los frutos
[...]
de tus labios bajan ríos de luz
hacia el cristal secreto de los frutos
y amanecen maduros.
Muchos hombres vienen al mundo
a buscarse un lugar.
Yo he venido en éxtasis desde el alba,
atraída al aroma que escapa de tus cestos,
pidiendo dormir entre tus frutos esta noche
para que mi corazón madure.

Éxtasis 2011

Cada realidad afín con sus intereses.
Inglaterra, proclive a las noticias rosas, tuvo en la boda real su éxtasis 2011; corrientes sensacionalistas y conservadoras convergieron en la amorosa historia de Guilermo y Kate.
El Vaticano, centro gravitacional de la religión católica, ávida ésta de no dejar ir fieles en tiempo de escándalos vergonzosos, organizó una celebración apoteósica para beatificar a Juan Pablo II. Su éxtasis 2011, porque no tendrá otro suceso de tanto fervor en lo que resta del año; menos aún con el ralo (rayano en inexistente) carisma de Benedicto XVI (Joseph Ratzinger), devenido de su pasado, presente o porvenir.
Estados Unidos, el caso grave, con la caza de Osama Bin Laden, tuvo su éxtasis 2011 a coro; la venganza.
Existen otros modos de fundirse, más dignos.
La imagen no tiene desperdicio.