Made in ilusión

 
No es este tipo de ilusión (la óptica) a la que busco referirme. Vale decir que un recuerdo de mi infancia es esta imagen, en un libro de mi hermana mayor, siempre veía a la anciana con el abrigo café y el rebozo blanco, hasta que un día descubrí a la dama joven con tocado de novia.
Las ilusiones ópticas son una delicia, porque descubre uno sus propias flaquezas y se ríe de ellas.
La ilusión de la realidad, merced al uso del talento de lo posible, es fantástica; en este espectacular, el probable responsable es objeto de la luz, el desvelamiento de la verdad, quién podría dudar que él fue, pero no adelantar juicios, que su inocencia perdura hasta que se demuestre lo contrario; tampoco es mi punto nodal ahora. Intentemos otro.

La ilusión que imagina y crea hermosos mundos paralelos; la que contenta y hace suspirar; la que despega del suelo y remonta más allá de los sueños; la que transita por el alma y se encuentra con la almohada.
A todos los hombres y mujeres que hacen posible que las ilusiones pervivan en los pequeños corazones soñadores, mi reconocimiento.