Nuestra sinfonía

Nuestro tiempo es estruéndoso: una invisible nebulosa sonora.
Valorando la propia existencia y la de los demás, se debería hacer lo posible por evitar el ruido y regalarse frecuentemente espacios de silencio.
Sólo entonces cada sonido será un canto a la imaginación, a la creación, a la vida. La cuestión es escuchar el silencio que anida en el fondo de nuestro ser.
El silencio nos devolverá la armonía cuando acallemos varias décadas de infatigable estruendo.
El compositor francés Claude Debussy escribió: “cualquier hombre, sentado en el porche mirando hacia las montañas con el sol poniente, puede oír su propia sinfonía”.