Me duele Japón

Como si se tratase de un dolor de espalda o más: de las mismísimas vértebras.
Intenté dos escenarios para convocar adhesión a Cruz Roja, vía Japón; y ninguna funcionó.
Que Japón tiene dinero, que no necesita, y más bla, bla.
Ayudar, independiente de cualquier escenario, es un idea de encuentro con nuestro origen y destino, amorosa.
Amo de Japón su cultura milenaria, sus aves, acantilados, la convicción de sus habitantes, esa búsqueda de la perfección; y me duele no poder hacer más que dar una palmada en una vértice de la cruz.