Abril

Abril:
Tienes tantas canciones.
Menciones en poemas.
Múltiples aniversarios.
Niños en tu final, pletóricos del festejo.
Paz duradera en tu intención (Carta de la organización de los Estados Americanos 30.04. 1948)
A mi nadie me robó abril; porque no lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón (Sabina dixit)
no espero algodones que juegan a ser un jardín, en espera de abril (Silvio dixit)
no echo a la calle la vida para cicatrizar heridas y corazón, especialmente en abril (Serrat dixit)
no recuerdo de abril la luz más clara, ni en boca cercana o lejana (Amaury Pérez dixit)
no hago responsable a abril de sus once hermanos ni de sus misiones a repartir, tampoco de guardar travesuras inesperadas por vivir (Isabel Parra)
no me destruye abril, tampoco multiplica mi voz ni prende cada partícula de sol (Augusto Blanca).
Abril es un mes donde la naturaleza se vive plena; esa razón debe ser la inspiración.
Agosto mira a abril desde el rincón, nadie habla de él, si acaso Hiroshima y Nagazaki.
MR

Presencias ausentes

Poseer un locker en la escuela fue un anhelo.
No sólo por evitar el trajín de todos los libros y libretas a casa cada día, 'secula secularum'; iba más allá.
Ese espacio tan personal en un contexto común; la posibilidad de nombrar con imágenes o afiches las pasiones de la etapa: personajes, ideas, conceptos, amores secretos o revelados.
Según las películas, en el corredor de los lockers: el débil se enfrenta al instigador y suele caer bien parado; los guapos pasan con un balón en las manos; las lindas lo traspasan charlando; se descubren secretos; las tramas nacen y culminan entre paredes forradas de acero.
Nunca lo tuve.
Las ausencias nos hacen vertebrar más presencias, a veces, que si lo hubiésemos palpado en la vía real.

Hay días...


Crespos, rebeldes, humeantes, revueltos, despojados de toda ansia, de todo sueño.
Días volteados al revés, como calcetín, molestando sus costuras a cada paso.
Días de irse con Cernuda, a donde habita el olvido; ser piedra sepultada entre ortigas sobre la que el viento escape a sus insomnios.

Ícaro

Trama al estilo ‘Crepúsculo’. Nada nuevo ni muy apasionante.
Sí en cambio, la imagen de la portada; me sugiere al soñador y rebelde Ícaro, versión posmoderna, con las alas en desgarro, quemándose por encima del Bradbury Hotel, como Bruce Dickinson (Iron Maiden) lo pronosticó.

"[...] Ícaro escapando de una isla,
del sueño sublime, en fin,
del hombre y la mujer que buscan
otro mundo posible...
Ismael Serrano, dixit.

Toda la pasión ahí


Beckett, perderme… por el placer de reencontrarlo.
Ninguno como Samuel Beckett, que reúne en su estampa lo que fluyó de su pluma: rasgos afilados, proclividad a lo descarnado, sin embargo, toda la pasión ahí.

"Soy un discurrir de arena que resbala...
soy un discurrir de arena que resbala
entre la duna y los guijarros
la lluvia del verano llueve sobre mi vida
sobre mí vida mía que me persigue y huye
y tendrá fin el día del comienzo.

Caro instante te veo
en el retroceder de este telón de bruma
donde ya no deberé pisar estos largos umbrales movedizos
y viviré lo mismo que una puerta
que se abre y se vuelve a cerrar"

Violet Eyes

Hay personas que es difícil imaginar muertas.
Las hemos percibido a través de los años, sintiéndolas no visitantes, sino propietarias, no pasajeras, firmes estaciones.
Elizabeth Taylor, por ejemplo, es una de esas figuras emblemáticas de un tiempo, que aunque pasado, nos vio ser niños o adolescentes, y supimos de algún modo de ella.
En ese status visual conquistado no se percibía un filo de muerte.
La muerte de ella, como de otros personajes públicos que nos resultan cercanos, provoca más que un vacío físico, un espacio en la historia que ya no habrá de llenarse.
Vi hace varios años un par de películas donde actuaba ella, no tengo improntas de su trabajo escénico más allá de los premios alcanzados; lo que perfila mi memoria deriva del mundo de papel: su admirable porte, esos ojos violeta, el glamour omnipresente, su búsqueda incesante del amor, no abatiéndose ante los fracasos, reintentó repetidas veces;  su adhesión a causas sociales, sus luchas internas contra adicciones y debilidades de salud y, que sabía ser amiga de sus amigos.
Elizabeth Taylor. Un ícono en rumbo a otro escenario de estrellas.

Frivolidad


Warhol inventó la frivolidad como una actitud estética ante la vida y, dictaminó que la esencia de las cosas sólo está en los envases.
Grave... cierto.
La sociedad se decanta por lo social, la convivencia inmediata, superficial, anodina; no lee ni le interesa, parece acomodarle la tiniebla perenne de la ignorancia, la esclavitud del marketing, el desconocimiento de sí y de su circunstancia.
Lo superficial es un modo de saber extensivo, múltiple; toda una mutación en el modo de percibir la cultura.
Adiós al absorber, rumiar, escudriñar: ‘desideratum posmoderno del ligero tránsito intestinal’.
Reflexión: a quién le importa en esta carrera estéril hacia la nada. La historia condenará lo que pudimos hacer y ni siquiera se vislumbró.

Llamado seductor

Walt Withman -hijo de Manhattan, turbulento, carnal, sensual, compartiendo origen con Emerson y Thoreau-; un modo de lavarse a sí mismo para descubrirse una criatura de la naturaleza, conviviendo con fragmentos de estrellas, labios, hormigas, vientos y ansias. En esos días donde se agazapa un momento para leer poesía, sigo encontrando en su obra, un llamado seductor a la vida imaginativa y pasional, al erotismo redentor de los sentidos; paladear el milagro de nuestro encuentro, dejando que los vientos de los dioses etéreos conduzcan el tiempo y su última palabra.
Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tú debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.
(Creo en ti, alma mía; W. Withman; traducción de León Felipe)

De hallazgos



Cocteau Twins (Lorelei, 1984) una revelación de mi amigo filósofo.
Banda escocesa, activa hasta 1997, del subgénero ‘dark wave’. Las innovadoras texturas de su guitarrista Robin Guthrie, y la voz sin precedentes de Elizabeth Fraser.
¡El gozo de su escucha!

Me duele Japón

Como si se tratase de un dolor de espalda o más: de las mismísimas vértebras.
Intenté dos escenarios para convocar adhesión a Cruz Roja, vía Japón; y ninguna funcionó.
Que Japón tiene dinero, que no necesita, y más bla, bla.
Ayudar, independiente de cualquier escenario, es un idea de encuentro con nuestro origen y destino, amorosa.
Amo de Japón su cultura milenaria, sus aves, acantilados, la convicción de sus habitantes, esa búsqueda de la perfección; y me duele no poder hacer más que dar una palmada en una vértice de la cruz.

Enemigos

En nuestro tiempo, los enemigos son abstracciones; aglutinados difusos que no hay por dónde tomar, bien para jalar el hilo o, para integrar el calado.
Los medios de comunicación refieren a ‘los mercados financieros’; ‘el narco’; la contaminación’; ‘la inseguridad’, como responsables de las hecatombes que padecemos los habitantes de éste y otros países.
Pero, ¿quiénes son en sí?, ¿por qué nos atacan?, ¿quién puede convencerlos de que cesen sus hostilidades?
Abstracciones que no terminan de llevar nombres, razones, y por ende, impunes a un castigo o, a su desintegración.
Enemigos invisibles que actúan desde una tierra sin nombre, que se hacen sentir, pero sin lugar alguno donde se identifique su asentamiento.
Enemigos, en ocasiones, del estado (o públicos, como la historia de Robert Clayton, del filme producido por Jerry Bruckheimer); otras, de empresas, de intereses oscuros; de nosotros mismos, de nuestros semejantes y de quienes nada son; a veces, hasta del espejo, que va reflejando en los escaparates nuestra imagen en incesante deterioro. Los más declarados son los de los probadores, que martillan a cuatro ángulos.
Enemigos íntimos, del cálculo y la norma, usureros del peligro y el azar, como Páez y Sabina.

Vivir es perder

Hubo algo que, de niño, se le perdió a Fernando Savater; a los cuatro o cinco años tenía una foca negra de goma de su tamaño, a la que permanece golosamente abrazado en alguna foto de la época.
Y se pregunta: '¿dónde estará ahora mi foca? si la materia ni se crea ni se destruye, las moléculas seguirán presentes en el inabarcable universo, quién sabe dónde, quizá bajo otra forma, bajo otro cielo, respondiendo a distintas urgencias o caricias'.
Igual la tapa de mi botella de agua, tu calcetín, aquel arete, la mancuernilla; aquél amor, aquél deseo.
Vivir es perder, por eso se aconseja, a quien quiera saber un poco del vivir, adiestrarse mucho en romper, hacerse perito en despedidas, aprender a renunciar con más alegría que resignación.
Qué vida.

Zoo

Ir al zoológico me produce emociones encontradas.
Amo la vida animal; los rasgos; colores; modos de andar. Su fuerza y equilibrio.
Paralelamente, creo que sólo a través de la libertad cada ser se despliega, cumpiendo así su peculiar modo de ir por (y en) su vida.
Ver animales encerrados o atados agravia algo interno; no estoy de acuerdo. Tristísimo verlos dando vueltas en sus jaulas; desesperados; aburridos; mermada su naturaleza en aras de formar parte de la colección.
Sin embargo, ¿cómo los niños y adultos podrían tener ese acercamiento, que implica conocimiento de su entorno, despertándoles respeto y adhesión a la vida, si no fuera a través de los zoológicos?
Mi hija, pequeña, me ha sugerido más de una vez orquestar una fuga masiva, y la sensatez me hace responderle que, además de peligrar los habitantes, expondríamos a muchos animales a la muerte inmediata; serían blanco de balas, morirían algunos porque no saben cazar, y varios motivos más.
El león que ayer vi, entre otros animales, me miró al momento de buscar captarlo con la cámara y me dijo:  "Lo sé todo de ti, te conozco hasta el fondo del alma".
No había sentido esa vergüenza jamás. La impotencia de no poder hacer algo por él, cuando mi convicción es la libertad.
Posturas, palabras... nada.

Cuerpos

El cuerpo es un puente que va desde el mundo hacia el interior y desde el interior al mundo
tan incesante e intensamente que no podemos distinguir dónde comienza lo uno y
dónde termina lo otro.
Es sensaciones, pensamientos, es un fin y un comienzo, es un mensaje y un enigma.
Se hace un culto de él, se persigue lo placentero, pero no siempre parece haber
una experiencia que repare en él mismo, sino en aquello que puede sentirse a través de él.
Es el disfraz y la desnudez, es la decisión de qué ponerse, que de algún modo es un símbolo
de la vida, de cómo pararse ante ella, de cómo armarse para ir a su encuentro y de saber
cómo despojarse, en el momento oportuno, de esos símbolos de lucha.
Ergo, la seducción no es la desnudez generalmente; está lo que se deja entrever;
mostrarnos como algo digno de descifrar, como un espacio de posibilidades que vamos
a abrir o no.
El cuerpo es esa puerta que abre o cierra sobre lo que se permite y lo que no se permite
y a la vez, delata de dónde venimos y a dónde queremos ir.
El personaje de Francesca, por ejemplo, en “Los puentes de Madison”, cuyo atuendo
no tiene nada de seductor, nos habla más del amor genuino que súbitamente siente,
que si hubiese estado vestida como una mujer fatal.
Así, los signos de la seducción no pasan por la moda sino por lo que aflora y se permite,
por lo que se siente y por cómo se refleja ello en lo que sí se puede ver: el brillo de unos ojos,
el tono de una voz, el movimiento de una mano.


Indignaos (Indignez-vous)


Este día tuve el enorme gusto de leer el manifiesto de Stéphane Hessel, cuya historia personal abarca la resistencia contra la Alemania Nazi  y su participación, en 1948, en la elaboración y redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Este hombre de 93 años, veterano combatiente, no quiere marcharse sin compartirnos su experiencia de lucha, despertando en unos, o fortaleciendo en otros, la indignación por lo que ocurre en nuestro derredor, sea de naturaleza política, economica o social.
Cuando algo nos indigna, comenta Hessel, nos volvemos militantes, fuertes o comprometidos; desechando la indiferencia, que es la peor de las actitudes.
Desafíos, reivindicaciones, experiencias y emociones forman este manifiesto breve, de apenas 12 páginas.
Un mensaje vivencial para todos aquellos, hombres y mujeres, que estamos levantando los cimientos del siglo XXI.
La traducción al español por María Belvis Martínez García, está en PDF, de acceso a lectura e impresión libre, para quien crea que sumarse a la indignación, con los haceres que trae consigo, tiene sentido.
http://www.radiocable.com/indignez-vous-indignaos-en-espanol.html
Próximamente en papel; la versión española aparecerá con prólogo del maestro Jose Luis Sampedro.
Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Imperdible.

Mujeres ciudadela


‘To the moon’, Marc Chagall, 1917.

Mujeres carruaje, que viajan nueve meses llevando dentro nueva vida.
Mujeres sembradoras, que día a día abonan, riegan y podan sus frutos, hasta llevarlos a que cosechen por sí mismos sensaciones, pensamientos y quehaceres.
Mujeres volcán, que defienden causas dignas, haciendo temblar el centro de la tierra.
Mujeres  torre que deciden respetarse, revelándose contra la opresión.
Mujeres múltiples, que pueden hacer a la vez tantas cosas, y todas amorosamente.
Mujeres de hierro que caminan firmes, mirando con adhesión a su género.
Mujeres que aman, sueñan y alcanzan firmamentos con el brillo en su mirada.
Mujeres ciudadela, incansables, hombro a hombro con sus parejas, con sus pares.
Mujeres que ríen, danzan, se cultivan, se perfuman, se balancean; de esa magnífica clase de personas, como mi madre, mi hija, hermanas, amigas, vecinas, las que están más lejos, se fueron o recién llegan; entre las que me honra nombrarme.

Caballos

“El caballo del beduino que se traga soledades. El caballo milagroso de San Jorge, que tritura con sus cascos los dragones infernales. El de César en las Galias. El de Aníbal en los Alpes". [Los caballos de los conquistadores, José Santos Chocano].
También:
Bucéfalo, quien trasladó en su lomo a quien dirigió las batallas que expandieron el imperio griego hasta Egipto y la frontera con la India.
Babieca, el héroe. Cuando el cuerpo sin vida del Cid, fue atado a su silla, Babieca, a todo galope marchó frente a las tropas del Cid, levantando la moral de los soldados y amedrentando a los moros.
Marengo, el corcel más conocido del Emperador Napoleón. 
El mítico Pegaso. “Aquello que el hombre jura que no puede ser realizado, no debe ser esperado. El poder en alto lo pondrá en sus manos con facilidad.” 
Los caballos siempre acompañado al ser humano: campos de batalla, sierras, hondonadas, hipódromos, campos de cultivo.
Hubo quien ofrecía su reino por un caballo, otro de madera sirvió para conquistar la ciudad de Troya, otro tipo de caballos han estado saltando por siglos en el tablero sorprendiendo por su peculiar movimiento al contrincante. Incluso, los caballeros deben su mote a los caballos, que en el medioevo poseerlos y montarlos con hidalguía significaba  honor y respeto.
La nobleza de este animal, su belleza, la ayuda que le han prestado al ser humano, hacen pensar que el caballo constituye uno de los arquetipos fundamentales que la humanidad ha escrito en su memoria.

Lumière

Si tuviera la opción de atravesar una puerta y elegir un personaje, sería 'Lumière'.
No Auguste Marie ni Louis Jean Lumière, los inventores del proyector cinematográfico.
No la luz de aquella vieja canción de Charles Aznavour.
[Éteins la lumière, dans l'obscurité, mes mains qui te serrent...]
'Lumière', el candelabro; amigo de la señora Pots, la tetera; de Chip, la taza hijo;
de Ding Dong, Fifi y la señora Armario.
Esa breve y animada luminosidad de un castillo.
De romperse el hechizo, dudaría en volver al mundo humano.

Espejos

'El espejo', A. Zalce, 1991.
Qué miramos cuando estamos frente a un espejo.
Instintivamente, antes que acomodarnos el cabello, alinear la indumentaria u observar nuestra nariz o labios, buscamos nuestros ojos, hablándonos ellos, antes que cualquier otro elemento que sea nuestro interés observar, de nuestro estado de ánimo; de la intensidad de nuestra felicidad, preocupación, placidez o, tristeza de ese momento.
Quizá por ello sugiere Luis Eduardo Auté: ¡Vámonos, viajemos hacia adentro, vámonos crucemos el espejo, vámonos, a través de los ojos a buscar el tesoro oculto tras el universo.También, sin pretenderlo, muchas veces los espejos nos muestran, aunque no se lo pidamos, el inexorable paso del tiempo, que conduce a la infranqueable muerte. Igual como le ocurrió a Quetzalcóatl, que al verse reflejado en el espejo que le regaló Tezcatlipoca, se asustó al saberse que tenía facciones humanas, por tanto, con destino humano; es decir, histórico, pasajero, mortal; razón que hizo partiera al levante.
El espejo, más allá que una superficie bruñida que nos regresa una imagen; es un objeto que nos define.
Infinitos los veo, elementales/ ejecutores de un antiguo pacto/ multiplicar el mundo como el acto generativo, insomnes y fatales […] el usual y gastado repertorio de cada día incluye el ilusorio orbe profundo que urden los reflejos”. Jorge Luis Borges en “Los espejos”.



Derechos vs derechos


El documental 'Presunto Culpable' ha puesto el tema en la mesa: el sistema de justicia en México, bordado en principios que se han ido desmoronando con el paso del tiempo, debe cambiar; todos de acuerdo.
Ahora bien, la acción legal intentada por el testigo que aparece en el filme, reclamando su derecho a la protección de su imagen 'se colisiona' -dice la SCJN- con el ejercicio de la libertad de expresión.
Si en este caso, lo privado se elige, será una letal falta de atención, vigilante y activa hacia los asuntos colectivos; máxime el momento histórico por el que transitamos.
'El mundo irá como nosotros queramos que vaya', dice la historiadora Isabel Burdiel; el futuro depende del empeño que pongamos en reconocernos (y obligar a que se nos reconozca) el poder de decidir.
Y esa fuerza pública reclama congruencia.

Peligros

Estar dispuesto a desaprender lo aprendido, arriesgarse a quedarse vacío mientras se tiene la capacidad de comprender el mundo circundante, y así volverse a llenar de ideas, ya no aprendidas de memoria, sino propias.
Exponerse a no tener razón, a quedarse sin el amable calor de las creencias, de los prejuicios, de las inercias, de los silencios.
¿Quién está dispuesto a vivir a la intemperie de la incertidumbre; al lado de todos estos peligros? 
Sólo quien ha descubierto el pensar por sí mismo.

Del olvido

En este conglomerado de casas, ninguna pareja podría proyectar vivir 'bajo el mismo techo'.
Están ahí, con vista al Lago de Pátzcuaro, desde que tengo memoria; sólo el tiempo pasa por ellas.
Existe algo en esas construcciones abandonadas que me evoca a Noruega.
Detritus de una guerra, de un éxodo, podría ser, pero eso es imaginación, la razón puede estar más cerca, quizá en un juzgado.

Tapas

Los frutos de oro, como los llamó Antonio Machado en sus ‘Soledades’, porque se encontraron en el jardín de las Hespérides (hijas del atardecer).
La vida del limón: tan polifacética. Acompañante del tequila; los caldos, tacos, frituras, ensaladas, frutas, aguas; astringente y remedio. También, tapa de botellas.