Amanecer

«Rojo amanecer», «Del crepúsculo al amanecer», «Distinto amanecer», obras todas del séptimo arte, han centrado sus respectivas historias en esa hora en que aparece la luz del día; momento en que el sol descubre las esquirlas de la violencia; la fiesta del trasnochado, apresurándole los pasos a su cama; en que el albañil inicia camino a la obra; la mujer pone el agua del café a calentar y el escritor cierra el cajón de sus apuntes.
Alba, aurora, maitinada, amanecer, alborada, crepúsculo matutino, son sólo algunos nombres que bautizan ese mágico momento donde clarea, despunta el día, raya el sol, rompe el día, se abre, es temprano, hora de la fresca, la niebla, el momento en que Dios ayuda, se coge la verbena, la primera luz.
Quienes se dan tiempo, por la mañana, de asomarse a la ventana y mirar el cielo, los árboles, sintiendo la magia, no sólo de la naturaleza, sino en la posibilidad de tener un nuevo día, un nuevo tiempo en sus vidas, saben lo representativo que es ese fragmento del día.